Vamos A Tener Dos Elecciones En Dos Meses. Pero, ¿Sabemos Que Es La Ley D’Hondt?

Noticias 02-06-2023

¿Cómo funciona el sistema electoral español?

En España, hay un régimen general para todo el Estado, regulado a través de la la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG), aprobada en el año 1985 y modificada en 2011. Esa es la ley de la que tanto se habla en los medios y que tantos detractores ponen en tela de juicio.

¿Cómo es la ley electoral actual de España?

El Congreso se compone de 350 diputados que representan a 52 circunscripciones o provincias. Según la LOREG, Ceuta y Melilla disponen de un diputado cada una, mientras que el resto de circunscripciones tienen asignados dos diputados como mínimo y el resto se reparten según la población empadronada.

Tal y como está hoy en día la ley electoral, el voto de todas las personas que acuden a las urnas no vale lo mismo en todas las circunscripciones y eso se traduce en que el número de escaños depende de otros factores, como por ejemplo la diferencia de población, no hay el mismo número de votantes en Teruel que en Madrid.

¿Cuál es el sistema de elección?

En España se utiliza la llamada ley D’Hondt, un sistema de cálculo proporcional creado a finales del siglo XIX por el jurista belga Victor D’Hondt. Este es el sistema utilizado también en muchos otros países como Chile, Colombia, Paraguay, Bélgica, Bulgaria, Suiza, Polonia, Turquía, Finlandia, Irlanda, Israel y Japón.

¿Cómo funciona la ley D’Hondt?

Según este sistema, en cada circunscripción se excluye antes que nada a las candidaturas que no hayan obtenido, al menos, el 3% de los votos válidos emitidos. El resto de las candidaturas, se ordenan de mayor a menor, en una columna, según el número de votos obtenidos. Luego se divide el número de votos obtenidos por cada candidatura entre 1, 2, 3, etc, según el número de escaños correspondientes a cada circunscripción. Los escaños se atribuyen a las candidaturas que obtengan los cocientes mayores, atendiendo a un orden decreciente.

Imaginemos una provincia, la llamaremos Lucerolandia , que tiene 4 diputados, por ejemplo, y a la que se han presentado 3 partidos (A, B y C), con los siguientes votos: A 92 000, B 70 000 y C 34 000.

Los votos serían, el resultado de dividir esa cifra en 1, 2, 3 y 4, el número de escaños correspondientes a esa circunscripción:

Formación A 92 000, 46 000, 30 666, 23 000
Formación B 70 000, 35 000, 23 333, 17 500
Formación C 34 000, 17 000, 11 333, 8 500

Los escaños se asignan por orden, según los cocientes, de mayor a menor, así que el primer diputado lo consigue el partido A (92.000), el segundo es para el B (70.000), el tercero es de nuevo para el A (46.000), el cuarto del B (35.000). Mientras, el partido C se ha quedado fuera por muy poco.

¿A quién beneficia este sistema electoral y por qué?

Beneficia a los partidos grandes, y perjudica a los pequeños. Aunque la Constitución habla de “representación proporcional”, en realidad es de lo más desproporcionado: ni se ajustan los escaños a los votos, ni se defiende el orden que los votantes otorgan a los partidos, ocurriendo en ocasiones que una formación con menos votos logra obtener más escaños. Muchos no lo consideran un sistema proporcional, sino mayoritario, un sistema que no busca la proporcionalidad sino favorecer la gobernabilidad de los partidos más poderosos.

Es un sistema que no busca la proporcionalidad, sino la gobernabilidad de los partidos más poderosos

En los distritos en los que se eligen muchos escaños, el resultado es más proporcional. En las circunscripciones en las que se eligen 3, 4 o 5 escaños, no es así. En España lo que tenemos no es un sistema electoral, sino 52, uno por cada provincia, ya que, en cada una de ellas, se eligen de 1 a 5 diputados. La ciencia política suele estimar que estos últimos tienen efectos “mayoritarios”. Además, el hecho de que se dé a cada provincia un mínimo de dos diputados (uno en el caso de Ceuta y Melilla) hace que las menos pobladas estén sobrerrepresentadas, lo que tampoco ayuda, en opinión de los expertos, a mantener la proporcionalidad. Pero tampoco es tan malo, quiero decir, está bien que las circunscripciones menos pobladas estén representadas, si no, quedaría todo definido en la voluntad de las dos provincias con mayor población, Madrid y Barcelona.

Cojamos la provincia de nuestro ejemplo anterior, Lucerolandia, con sus 4 escaños: nuestro sistema distorsiona además la voluntad de voto de los ciudadanos, que prefieren votar una cosa, pero votan otra (voto útil) para evitar que el partido que menos les gusta saque más escaños. Yo, Rosa, habitante de Lucerolandia, quiero votar a C, pero es difícil que gane un escaño. Como A me horroriza y tolero más o menos a B, en lugar de votar al C de mi corazón, elijo la papeleta de B aunque con ello esté sacrificando a la formación que prefiero. Eso no es sino una distorsión, no he votado lo que he querido, sino lo que me parece menos malo, porque el sistema castiga a las formaciones más pequeñas y las priva de representatividad. En un sistema totalmente proporcional, votaría al partido que quiero, el C, porque hay más posibilidad de que esté representado. O sea, que en un sistema proporcional, hay menos probabilidades de que el ciudadano se sienta tentado a recurrir al “voto útil”.

¿Qué ley electoral hay en otros países?

Está por un lado, el sistema de la Mayoría Relativa utilizado sobre todo en países países angloparlantes, como Reino Unido, Canadá, Irlanda, Nueva Zelanda y Estados Unidos, pero también en Belice, y en países asiáticos y africanos.

En este sistema el candidato ganador es simplemente la persona que obtiene más votos, sin necesidad de llegar a la mayoría absoluta. Esto implicaría que un candidato podría ganar unas elecciones con solo un voto, siempre que los otros partidos no hubiesen obtenido ninguno. Los escaños son proporcionales al número de votos. Por eso es tan probable que se formen dos grandes partidos, y que los ciudadanos acaben apoyando únicamente al candidato de uno u otro partido. En este sistema no suelen tener cabida las formaciones minoritarias, y lo peor, puede gobernar un candidato con muy pocos votos de diferencia con el siguiente.

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