Los Futuros en Bolsa (I)

¿Qué es un futuro financiero?

Los futuros son un tipo de derivado financiero, que se caracterizan por ser una contratación a plazo en la que se establecen todos los detalles en el momento del acuerdo (precio incluido), mientras que el intercambio efectivo se produce en un momento futuro.

Su valor se basa en el precio de otro activo financiero denominado producto subyacente, que puede ser valores, índices, productos agrícolas, materias primas… Los resultados pueden multiplicarse, tanto en sentido positivo como negativo, por lo que se considera un producto financiero de riesgo no apto para inversores no cualificados.

Cómo funcionan los futuros

Al abrir un contrato de futuro debemos posicionarnos largos (lo compramos) o cortos (lo vendemos). La CNMV lo explica así:

Se denomina “posición larga” a la que adopta el comprador de futuros: al vencimiento del contrato, tendría derecho a percibir el activo subyacente (si se liquidara por entrega física).

Sin embargo, puede que el comprador prefiera cerrar su posición en el mercado antes del vencimiento realizando la operación contraria, es decir, vendiendo futuros.

La “posición corta” es la del vendedor de futuros, que se compromete a entregar el subyacente al vencimiento (si se liquidara por entrega física), a cambio del precio establecido en el contrato. Igualmente puede deshacerse tal posición comprando antes del vencimiento.

Los futuros se negocian en mercados oficiales y organizados, muy similares a los mercados de acciones. En los contratos de futuros negociados en el Mercado oficial de futuros y opciones financieros en España (MEFF) existe una liquidación diaria de pérdidas y ganancias, esto es, MEFF calcula los beneficios o pérdidas para la posición del cliente, resultado de comparar el precio fijado en el contrato (denominado precio de ejercicio), con el precio de mercado del subyacente del contrato, y abona o carga en la cuenta del cliente.

Características de los futuros financieros

Las condiciones de los contratos están estandarizadas por lo que se refiere a su importe nominal, objeto y fecha de vencimiento.
Se negocian en mercados organizados, por tanto pueden ser comprados o vendidos en cualquier momento de la sesión de negociación sin necesidad de esperar a la fecha de vencimiento.

Tanto para comprar como para vender futuros, los intervinientes han de aportar garantías al mercado, es decir, un importe (determinado en función de las posiciones abiertas que mantengan) como señal del cumplimiento de su compromiso, de forma que evite el riesgo de contrapartida (que una de las partes incumpla lo acordado).

La cotización de los futuros evoluciona de forma paralela a la de la cotización del activo subyacente.
La incertidumbre sobre cómo se moverá el precio del activo se conoce como riesgo de precio, que todo inversor asume bien cuando posee ya ese activo y una caída de su valor le produce pérdidas o bien cuando en lugar de realizar su compra hoy, prefiere esperar un tiempo creyendo que su precio va a caer y finalmente evoluciona al alza, teniendo que pagar más que si lo hubiera adquirido al principio.

El inversor en futuros puede realizar la venta de un futuro sin haberlo comprado antes, ya que lo que se vende es la posición en el contrato por el que el vendedor asume una obligación. Esto es lo que en el mercado se llama ‘abrir posiciones cortas’ o ‘ponerse corto’.
Origen de los Futuros
Su origen se remonta mucho más atrás de lo que podríamos imaginarnos. Pensemos que en los mercados financieros holandeses del siglo XVII ya se negociaban contratos derivados cuyo activo eran los bulbos de los tulipanes.

Fue una forma de negociar un producto de temporada durante todo el año: comenzando a vender los bulbos antes de que se hubieran recolectado –claro que estas flores también fueron causantes de la famosa crisis de los tulipanes, considerada la primera gran burbuja financiera–.

Pero no es hasta el siglo XIX cuando nace en Chicago el primer mercado de derivados moderno, en el que aún hoy se negocian contratos cuyos activos son el trigo y el maíz… y hasta ha lanzado contratos de bitcoins. (Fuente: Bankinter)

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