Los traders que trabajan el medio, largo plazo, estilos como swing trading se dedican a en encontrar a los tiburones y copiar sus movimientos. Comprar lo que ellos compran y cuando ellos compran; vender cuando ellos venden. Fácil y sencillo.
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Lo que tenemos que preguntarnos es ¿Cómo se reconoce al tiburón?
La mejor forma de ver a un tiburón es observar los gráficos intradiarios. Cuando el avance del precio a lo largo de toda la jornada se deshace en la última hora, ahí estamos viendo entrar a la mano fuerte. Esto suele dejar velas diarias del tipo indecisión, ese quiero y no puedo que deja largos rangos y el cierre y apertura están cercanos.
Sin embargo, esto no es práctico para una estrategia en la que consultamos sólo los gráficos semanales. Por eso lo que necesitamos es entender cómo funcionan los tiburónes.
¿Cómo reconocerlos?
Un tiburón es es un “bicho” grande. Cuando se mueve deja un rastro enorme, incluso cuando lo hace con sigilo. Denominaremos fase de acumulación a la estrategia que siguen los tiburones para ‘enseñar’ su aleta en un activo.
¿Qué es la acumulación?
Las manos fuertes tienden a coleccionar acciones, contratos, divisas, criptomonedas poco a poco, lentamente, durante las fases de suelo. Hacen esto sin que se note demasiado. Mientras las manos débiles (somos el resto) están vendiendo (lo que hace caer el precio a lo largo del día) la mano fuerte compra, típicamente al final de la sesión (lo que deja el precio de nuevo en el punto de apertura).
Visto desde fuera, prácticamente el precio no se ha movido aunque, realmente gran cantidad de acciones han cambiado de manos. El desinformado ve un precio apático, sin interés. Normalmente, en esta fase, aparecerán noticias de malos resultados de la empresa y otros rumores que hacen que la masa pierda el interés por el valor y tienda a deshacerse sus posiciones, que los tiburones acumularán encantados.
El precio está prácticamente congelado, pero el volumen, no sólo no es bajísimo como correspondería, sino todo lo contrario, inusualmente alto.
Entonces, la mano fuerte compra su último paquete. Y lo hace muy visiblemente, sin disimulos. Pone una enorme cantidad de dinero encima de la mesa y comienzan a aparecer espectaculares velas verdes en el gráfico.
En ese momento, aparecen las buenas noticias en la tele, periódicos e internet ¿Adivinas quién las coloca ahí? La gente no puede resistirse. Uno no puede perderse movimientos como este y las manos débiles comienzan a apuntarse a la subida.
¿Qué es una distribución?
Cuando el precio sube mucho, los tiburones, que son los grandes poseedores de las acciones, se lucran maravillosamente. Saben que ha llegado la hora de retirarse.
Justo cuando la euforia se apodera de la masa compradora, que continúa elevando el precio más y más rápidamente, es cuando los tiburones empiezan a ceder sus acciones a la muchedumbre, despacio, sin que apenas se note.
Ahora, el precio se frena. Día tras día, la jornada comienza alcista pero, inexplicablemente, el movimiento se contrarresta en la última hora del día, quedando el precio congelado, aunque en el volumen quedan huellas. A esto se le llama distribución.
Después de que los tiburones distribuyan sus acciones, la subida continúa un poco más, pero sin volumen. Ya solo las manos débiles y desinformadas están dentro del valor.
De repente, todo el mundo cae en la cuenta de que sus acciones no valen lo que cuestan. El precio se desploma. Los tiburones han ganado y los pececillos han sido devorados.
Una vez más, la historia se repite y el dinero fluye en el mismo sentido que siempre.
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