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¿Qué es la volatilidad del mercado de valores?
La volatilidad es la variación imprevisible de los valores de los activos a lo largo del tiempo. Si la cotización de una acción, por ejemplo, sufre grandes cambios al caer y aumenta en un pequeño lapso de tiempo, se dirá que tiene una alta volatilidad. En cambio, si este valor se mantiene constante o con una tendencia marcada y consistente, su volatilidad será baja. Si esto ocurre de forma regular en un mercado, a este se le conocerá como un mercado volátil.
La volatilidad en el mercado de valores, del mismo modo que la volatilidad en los mercados financieros suele tener una gran cantidad de causas. Estas siempre se ven relacionadas a factores que influyen sobre la empresa, pero pueden ser de muchas formas distintas.
Por ejemplo, es común escuchar que las empresas cuyas ganancias se derivan de la agricultura pueden sufrir grandes cambios en sus cotizaciones cuando el clima del área de sus campos se vuelve impredecible o caótico. Esto genera una alta volatilidad.
Del mismo modo, cambios repentinos de políticas económicas o factores geopolíticos pueden también afectar el prospecto de una empresa. Eso, a su vez, impacta en la cotización de manera imprevisible, llevando a una alta volatilidad.
Tipos de volatilidad
La volatilidad puede tomar muchas formas. De hecho, el término proviene de una ciencia completamente distinta, que es la física. Sin embargo, en los mercados de valores, la volatilidad se refiere a los precios de los activos.
Dentro de ella, asimismo, existen varias formas de volatilidad:
Volatilidad histórica: este tipo de volatilidad, a diferencia de la mayoría de las que se suelen estudiar, no depende estrictamente del precio. En su lugar, es la variabilidad de la rentabilidad de un activo en un tiempo dado.
Volatilidad implícita o volatilidad de mercado: este tipo de volatilidad es la que se espera del futuro de un activo. Su cálculo deriva de varios factores, de los cuales el más importante es el mercado en general, que puede dar una pista sobre la forma en la que se moverá el valor del activo. Asimismo, se la suele llamar implícita, puesto que puede estar expresada inadvertidamente en el propio precio de mercado.
Volatilidad estocástica: suele ser la más problemática, puesto que es la que se puede producir día a día, aunque de forma impredecible.
Volatilidad determinística: este tipo de volatilidad es la que suele ser predecible, dados los valores de los activos en el mercado.
Cada tipo de volatilidad, asimismo, puede ser estudiada por los operadores para el armado de distintas estrategias que les convengan según su portafolio. Esto determinará el tiempo en el que se enfocarán para buscar los datos. Esta información puede ser de corto, mediano o largo plazo.
A grandes rasgos, la reacción de los traders ante esa información puede ser distinta según cada uno. Una alternativa es la paciencia, si se espera que la volatilidad llevará, en el mediano o largo plazo, a una ganancia. Otra forma es recurrir a una cartera de inversión diversificada, para compensar el riesgo entre las posiciones. Dentro de ambas opciones, el operador puede continuar con sus inversiones mientras saca conclusiones sobre los resultados que obtiene en tiempo real, pudiendo diversificar las inversiones si es necesario.
Volatilidad durante eventos de crisis
Ya mencionamos los factores que pueden influenciar la volatilidad de los mercados. Entre ellas, mencionamos los cambios climáticos y los problemas políticos o económicos. Otra forma de resumir este tipo de sucesos es con el concepto de crisis.
Las crisis siempre impactan sobre los mercados. En principio, la caída de las esperanzas y las posibilidades económicas de las personas provoca que haya una caída generalizada en las cotizaciones. Asimismo, junto a toda esa incertidumbre, aumenta la volatilidad.
Un ejemplo reciente y paradigmático es la crisis mundial que provocó la pandemia de COVID-19. Los mercados internacionales, ante un cambio repentino que volvió al futuro impredecible, se vieron afectados y sufrieron grandes pérdidas.
Entre ellas, el índice bursátil español IBEX 35, que contiene a 35 de las empresas más exitosas del país. El IBEX 35 vio una fuerte caída cuando se desató la pandemia de coronavirus. Esto generó que muchos operadores perdieran sus posiciones o intentaran deshacerse de ellas lo antes posible, puesto que no conocían lo que les depararía el futuro.
Las decisiones políticas que fueron consecuencia de este cambio, por otro lado, también impactaron en la volatilidad. Las empresas turísticas que componían el IBEX 35, como Aena, Meliá y Amadeus, debieron enfrentar un desafío enorme al no poder operar como lo habían hecho anteriormente. Sus cotizaciones se desplomaron y se mantuvieron en esa condición por mucho tiempo.
Hoy en día, sin embargo, la cotización de las empresas del IBEX 35 ha logrado una recuperación ejemplar, aunque sigue lidiando con las posibles nuevas variantes del problema. Aunque los operadores que lograron mantener sus posiciones, o que las adquirieron en el momento más crítico de la pandemia, hoy se han visto altamente beneficiados por sus apuestas.
Es en casos como este que se pueden notar los riesgos que conlleva la volatilidad, así como las grandes oportunidades que presenta.
¿Es posible predecir la volatilidad?
En cierto sentido, el riesgo que implica la volatilidad surge de su impredecibilidad. Este tipo de volatilidad, como se dijo, es la llamada volatilidad estocástica. Sin embargo, existe una volatilidad previsible, que es la volatilidad determinística.
De todos modos, incluso si la volatilidad no se puede predecir a ciencia cierta, sí se puede estimar hasta cierto punto.
Esto se puede lograr gracias al Average True Range (ATR). En sus comienzos, este índice se utilizaba para determinar la volatilidad de las commodities (materias primas), pero acabó adaptándose a distintos tipos de mercados, entre ellos el de valores.
El índice de volatilidad en bolsa ATR basa su resultado en el promedio de una serie de 14 días de otro índice llamado simplemente True Range. El True Range computa el valor absoluto de la diferencia entre el máximo de los valores con los que se demanda a un activo y el menor de ellos en un mismo momento. Esto indica la amplitud de cotizaciones que puede tomar una acción. Y su amplitud indica su imprevisibilidad o volatilidad en ese momento particular.
Otro índice de volatilidad popular es el VIX, que aplica una técnica similar con el índice de valores estadounidense S&P 500, al ver la diferencia entre los valores que piden los oferentes y los que ofrecen los demandantes.
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