El apasionante mundo de la bolsa (II)

¿Qué es la renta fija?

La renta fija son todas aquellas emisiones de deuda que realizan los países o empresas; bonos, letras y obligaciones.

La función de este tipo de inversión es que el inversor adquiere la deuda “prestando” ese dinero a los emisores. A cambio, en un plazo de tiempo determinado y establecido en el momento de la contratación, el inversor recupera

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todo su dinero más un porcentaje que variará en función del tipo de interés pactado. Es decir, por ejemplo, un cliente adquiere una letra del tesoro con vencimiento a 3 años y por un tipo de interés del 1%. Pasado ese tiempo, recuperará su dinero más el 1% de lo invertido.

La renta fija es ideal para todas aquellas personas con un perfil inversor conservador. Puesto que en todo momento conoce el plazo de tiempo de la inversión y el interés que percibirá al vencimiento. Por lo que el riesgo es bajo, aunque, también, la rentabilidad será menor.

¿Qué es la renta variable?

La renta variable son acciones y otros productos de inversión pero, por el contrario que la renta fija, no tiene garantizado ni el capital invertido ni el tipo de interés a percibir llegado el momento del vencimiento. Todo ello dependerá de la evolución de las empresas en las que se haya invertido el dinero, su situación económica, las fluctuaciones del mercado…

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Pese a que la rentabilidad que se puede percibir al invertir en renta variables mayor que en la fija, también se corre el riesgo de perder el dinero invertido, por lo que este tipo de inversiones están destinadas a las personas con un perfil inversor de riesgo más elevado.

¿Cuál es la mejor forma de invertir?

Esto dependerá del tipo de inversor que seamos. Si somos conservadores, evidentemente la renta fija será la mejor opción. Puesto que en todo momento conoceremos el funcionamiento y la posición de nuestro dinero, sabiendo exactamente cuándo lo recuperaremos íntegramente y con qué beneficios exactos. Y si, por el contrario, somos muy arriesgados, la renta variable puede resultar más atractiva. Ya que si todo sale según lo esperado, recuperaremos la inversión y los beneficios serán mucho más elevados.

Aun así, existe un punto medio que suele llevarse mucho a la práctica y es muy recomendable para los inversores de perfil moderado. Que consiste en la combinación de ambos sistema de inversión, repartiendo la cantidad de dinero en diferentes productos de renta fija y renta variable. De este modo, en el caso de que las inversiones

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realizadas en la renta variable resultaran negativas, quedarían compensadas o no se notaría tanto la pérdida gracias a la renta fija en la que también se ha invertido. Conservando, en el peor de los casos, el capital íntegro de la renta fija más los beneficios y, en el mejor, el capital total invertido en ambas más los porcentajes de intereses conseguidos.

Si tienes ahorros y quieres invertirlos para sacarles más rendimientos, lo primero que debes hacer es valorar el tipo de inversor que eres. Si prefieres correr menos riesgos, y conseguir menos rentabilidad, con la renta fija, o al revés, con la renta variable. Y, una vez decidido, encontrar los productos que te generen más confianza para tu inversión.

¿Conviene invertir en bolsa?

Es importante comprender que la inversión es solo una de las estrategias para lograr tus objetivos financieros. La planificación financiera engloba otras medidas importantes como el control de gastos y el ahorro, la gestión del endeudamiento, la constitución de un fondo de emergencias y la cobertura adecuada con productos de seguros.

Es aconsejable tener todas estas cuestiones bajo control, antes de plantearte invertir en bolsa. Por ejemplo, si tienes deudas pendientes por las que pagas un interés muy alto, como de tarjetas de crédito u otros préstamos de consumo, seguramente será más aconsejable destinar tus ahorros a bajarlas o eliminarlas, antes de pensar en invertir.

El fondo de emergencias es una pieza clave en la planificación financiera personal. Se trata de unos ahorros apartados como colchón de seguridad para poder afrontar gastos imprevistos importantes y protegerte en caso de sufrir una pérdida de ingresos por cualquier motivo.

No debes invertir este dinero en bolsa, ya que no se sabe cuándo podrías necesitarlo. Podría ser necesario vender las acciones cuando su valor está bajo, dando lugar a una pérdida. Por la misma razón, tampoco conviene invertir en renta variable el dinero que vayas a necesitar a corto plazo.

Conoce tu perfil de inversión

Las inversiones no son de talla única. Una inversión específica o una cartera de inversiones puede ser lo más recomendable para una persona y estar desaconsejada para otra. Depende de una serie de factores tales como el objetivo financiero, el importe a invertir, el tiempo disponible, la capacidad financiera del inversor y su tolerancia al riesgo.

El punto de partida para tomar decisiones de inversión es conocer tu perfil de inversor, que viene a ser el conjunto de características y condiciones personales que te ayudarán elegir los productos financieros que mejor encajen con tus necesidades y preferencias.

Para conocer tu perfil como inversor, es necesario conocer las respuestas a las siguientes preguntas: ¿Cuál es tu situación financiera actual? Es decir, tus ingresos, gastos, deudas, etc. ¿Cuáles son tus objetivos financieros concretos? ¿Qué quieres haber logrado dentro de 3, 5, 10 o 20 años y cuánto dinero necesitarás para hacerlo? Un objetivo concreto incluye el importe, la finalidad y el plazo para lograrse. ¿De cuánto tiempo dispones para alcanzar tus objetivos? ¿Podrías necesitar el dinero antes?

El plazo de tiempo que puedes tener tu dinero invertido, sin poder utilizarlo para otros fines, se llama tu horizonte temporal. En general, un horizonte temporal muy largo permite asumir más riesgo, en busca de rentabilidades superiores. No inviertas dinero que puedas necesitar a corto plazo. ¿Qué nivel de riesgo estás dispuesto a asumir?

Esta cuestión es de lo más importante. Tu nivel de tolerancia al riesgo tiene dos componentes:

Un componente objetivo que es tu capacidad financiera para asumir pérdidas. Dependerá del nivel y fuentes de tus ingresos, tus gastos, deudas y tu patrimonio. Otro componente subjetivo que tiene que ver con tu forma de ser y tu disposición psicológica a asumir pérdidas.

No todo el mundo se siente cómodo con la posibilidad de perder parte de sus ahorros, aunque tengan capacidad financiera para soportar las pérdidas. Los inversores con mucha aversión al riesgo pueden sentir pánico durante los reveses momentáneos del mercado y vender cuando no sea el momento adecuado. Los mercados suben y bajan constantemente.

Asumir un nivel de riesgo de acuerdo con tu perfil te ayudará a mantener el rumbo y lograr tus objetivos. ¿Necesitas asesoramiento? Los productos de inversión y la operativa de los mercados son cada vez más complejos y requieren atención y seguimiento.

Dependiendo de tus conocimientos, experiencia y tiempo disponible, podría ser conveniente buscar la orientación de profesionales. Cuando acudes a un intermediario financiero te hará preguntas para determinar tu perfil, pero te será más fácil contestar si has hecho previamente tu propia autoevaluación.

También te servirá para comprender mejor las propuestas del intermediario. Ten en cuenta que tu perfil de inversor puede variar con el tiempo y conviene volver a evaluarlo cuando hay cambios en tus circunstancias personales (ingresos, edad, estado civil, otros compromisos financieros, etc.).

Una vez que tengas claro tu perfil de inversor, comprendas bien los riesgos y características de la renta variable y decidas que quieres empezar a invertir, el siguiente paso a seguir será: Elegir un intermediario.

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