Una cartera bien diversificada de fondos es una de las mejores herramientas, desde el punto de vista financiero y fiscal, para canalizar una inversión.
Los fondos de inversión son un interesante vehículo para canalizar el ahorro a corto, medio y largo plazo, principalmente por la diversificación que ofrecen en activos y mercados, por la amplia gama de productos disponibles, por la gestión profesional de la que disponen y por un fiscalidad atractiva que ofrece una posibilidad muy interesante para aquellos que son activos en la gestión de sus inversiones: se permite cambiar de fondo sin tener que tributar por ello, quedando el impacto fiscal relegado al momento en el que finalmente se dispone del dinero.
Según datos de INVERCO, la patronal de fondos de inversión y planes de pensiones, el patrimonio de los fondos de inversión en España supera los 264.000 millones de euros a cierre de mayo de 2019 y se registran más de 10 millones de partícipes.
El acceso a fondos de inversión es sencillo. Además, generalmente se requieren importes mínimos accesibles a cualquier partícipe. Lo ideal, para diversificar el riesgo, es contar con más de un fondo de inversión, de modo que minimicemos el impacto de un hipotético mal resultado y podamos además invertir en más mercados y activos. Pero, ¿cómo se construye una cartera de fondos?
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Paso previo, determinar el perfil de riesgo
Lo primero que debe hacer un inversor es determinar su perfil de riesgo, es decir, establecer el nivel de riesgo que puede asumir, lo que le llevará a descartar cierto tipo de activos y a decantarse por otros. El perfil de riesgo dependerá de tres factores fundamentalmente:
Horizonte temporal hasta el objetivo: cuanto más amplio sea, más riesgo se puede asumir.
Experiencia inversora: cuando se cuenta con más experiencia de inversión, más acertadamente se interpretan los movimientos del mercado.
La propia aversión al riesgo: es un factor personal. Un inversor puede ser más esquivo al riesgo que otro a igualdad de los demás factores.
El análisis de estos factores determinará si se debe adoptar un perfil de inversión más conservador o más decidido.
Invirtiendo en fondos: Tres estrategias
A grandes rasgos, se pueden identificar tres estrategias a través de las cuales invertir en fondos de inversión:
1. Combinando diversos fondos
Es la alternativa para inversores más experimentados o, en su defecto, recomendable llevarla a cabo de la mano de un asesor especializado.
En este caso lo que se deberá determinar es el “asset allocation” o distribución de activos, es decir, cómo distribuir el capital a invertir entre las distintas clases de activos (renta variable, renta fija, liquidez), sectores, zonas geográficas. Este no es un tema menor, puesto que muchos estudios apuntan a que la distribución de activos explica una parte importante de la rentabilidad de una cartera.
Definida la estrategia de distribución de activos, se deberá proceder a plasmar la misma en una selección de fondos de inversión que, de forma ponderada, constituyan una cartera que responda a las necesidades de inversión. Con periodicidad, será necesario revisar la estrategia y reponderar el peso de los fondos o realizar cambios según la evolución y las previsiones sobre los mercados. Esta es la tarea más exigente, dado que requiere una supervisión por parte del partícipe y una necesidad frecuente de toma de decisiones.
2. Invirtiendo en fondos multiactivo
Estos fondos delegan en los profesionales las decisiones de distribución de activos en cada momento en función de las condiciones del mercado. El partícipe solo tiene que elegir el fondo que se adecúa a su perfil de riesgo (conservador, moderado, decidido), siendo los gestores los encargados de diseñar la estrategia que busque maximizar la rentabilidad ajustándose siempre a una exposición máxima y mínima a activos de riesgo como la renta variable. Los fondos están ampliamente diversificados, con el objetivo de reducir el riesgo de la cartera.
3. Invirtiendo en fondos de ciclo de vida
Las inversiones deben adecuarse al paso del tiempo, es decir, al decreciente horizonte temporal hasta el objetivo. A medida que éste se acerca, se debe reducir la asunción de riesgos. La inversión basada en el ciclo de vida delega en los gestores la tarea de ir moderando la exposición al riesgo según pasa el tiempo.
El partícipe solo tiene que elegir un fondo con vencimiento cercano a la fecha objetivo de su inversión, siendo los gestores los que se encarguen de que la exposición a activos de riesgo sea la adecuada dependiendo de cuánto quede para el vencimiento del fondo, es decir, para la fecha objetivo. El riesgo se irá moderando paulatinamente según se acerca el objetivo.
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